Monday 26 February 2007

Nuevos miembros para la tripulación

Nuestro barco ha parado a repostar en la isla de La Tortuga, y aprovechando la libertad existente hemos podido reclutar descaradamente a tres nuevos piratas. Dado que se nos ha permitido poner carteles por toda la ciudad, podemos asegurar que son de lo mejor en su campo.

En primer lugar tenemos a Cuca "Totalis Apañus", nuestra experta en velas, que reparará todo descosido del viento y tejerá nuevas, dado que las viejas están demasiado remendadadas.

Nuestro tonelero, que ama trabajar al sol tanto como estar cerca del ron, Keith "me subo a los cocoteros" Richard (sí, yo tampoco lo entiendo muy bien, pero así le llaman). Curiosamente, Keith es amigo mío de la infancia y me alegro mucho de tenerle cerca, aunque no mucho de tenerlo cerca del ron. Mientras no toque mi barrica de ron-miel y la de grog todo irá bien...

Por último, para darle un carácter cultural al barco, contamos con una filósofa, que esperamos ayude a resolver grandes enigmas sobre si hay que esperar o no a que sea inventada la coca-cola para beber ron, o puede empezarse ya. Su nombre es Cherita Sphinx.

La tripulación les ha acogido a todos con gran cariño y expectación. Especialmente memorable ha sido cuando Keith ha preguntado quién era el primer vigía y al levantar Greg Gordon, la mano ha contestado "no sirve, se le lleva el viento". Se llevarán bien...

Mientras tanto me preocupo por Blanca de Castilla. La vez anterior que estuvimos en Tortuga se quedó en tierra para resolver unos asuntos familiares y tras nuestra partida nadie la ha vuelto a ver. Esperaremos unos días más pues sin ella sólo podemos dirigir el barco diez horas al día, sobreexplotando a Tom Jones.

Thursday 22 February 2007

Un experimento con las mismas condiciones iniciales, da los mismos resultados

La noche de antes de ayer dejé la ventana del cuarto abierta y las llaves dentro, fui un momento a la cocina a coger el segundo plato, y como no dejé el cono sujetando la puerta, se cerró. Me quedé a las 12 sin poder entrar en mi propio cuarto. Eso supone ir a una residencia externa del campus a buscar a una estudiante que hace guardia para que me abra y pedir un abrigo a un vecino para no congelarme en el camino.

Pero bueno, a lo que voy, cuando me pasó eso hace tres meses estaba la misma chica de guardia. Y comprobé como un experimento, si se dan las mismas condiciones iniciales, arroja los mismos resultados. La otra vez, en el camino hasta casa, se dio cuenta de mi acento extraño, me preguntó de donde era. Al decirle que español me preguntó la ciudad, me preguntó si conocía a dos gemelos madrileños que viven aquí, le dije que sí, me preguntó si tenía fuego para encenderse un cigarro, le dije que no. Todo, absolutamente todo, se repitió esta vez. Para no partirme la risa busqué otro tema de conversación que el obvio que le pregunté la otra vez (que estudias, etc). Estuvo bien, porque en una situación tan desagradable como quedarte en la puta calle, me hizo reír, así que cuando llegué a casa le regalé un mechero.